martes, 10 de julio de 2012

Realidad distorsionada.

¿Ya son las 10? Siempre me pasa lo mismo. Llegaré tarde. Maldita cama, maldito reloj; maldito tiempo, ¿cómo es posible que pase tan rápido? Venga, rápido, levántate ya. Pero, ¿qué es este dolor? ¿Por qué me duele todo el cuerpo? Seguro que es por la prueba de Educación Física del viernes, sí definitivamente es por eso; es horrible sentir que no eres capaz de seguir adelante en los últimos minutos, esos interminables últimos minutos. Por el amor de Dios, ¡levántate! y no te quejes tanto. ¡Oh no, luz! haces que mis ojos ardan cada mañana, no puedo ver más que formas poco definidas, odio esta sensación. Por fin, ya era hora, ¡lograste levantarte! A este paso no llegaré al entrenamiento de baloncesto nunca; y a la cita con X. Me pregunto cómo reaccionarían mis padres al saber lo que hicimos la otra noche, su responsable y madura hija Catalina de tan sólo 16 años. Estamos en 1980 señores, ya no vivimos una dictadura, ya no estamos oprimidos, ya somos libres, ya no estamos obligados a esconder una realidad tan evidente y natural. ¡Pero bueno! ¿Quieres hacer el favor de darte prisa y dejar de pensar en cosas que no vienen a cuento? Siempre igual.

Mis piernas... mis brazos... mi cuerpo... ¿cómo es posible que me duela tanto? Creo que voy a llamar a María para que le diga al entrenador que hoy no puedo ir. Así podré estar toda la mañana con Él, espero que mis padres no se enteren. Ya llevo 10 horas sin verle, ¿me echará de menos?, ¡qué estúpida, no seas cría! no me quiero parecer a la típica chica de las novelas de amor que no tiene más aspiraciones en la vida que estar con su novio, rotundamente no. 

Pi... pi... pi... Espero que aún no se haya ido. Pi... pi... pi... ¡Pero cuánto tarda en cogerlo! Pi... pi... pi... 
-¿Diga?-qué voz tan grave tiene la madre de María por la mañana.
-Hola. ¿Podría hablar con María?
-Creo que se ha equivocado de número, adiós.
Qué maleducada es la gente hoy en día... Volveré a marcar su número, 9-2-3... sí, ahora es imposible que me equivocara.
-¿Diga?
-Hola. ¿Podría hablar con María?
-Pero qué señora más pesada, que aquí no vive ninguna María. Y no vuelva a llamar a este número.
-Per...-no pude acabar la frase antes de que colgara.
¿Señora? Últimamente me habían dicho que me cambiara un poco la voz, que la tengo más "adulta", pero de ahí a que me llamen señora... Bueno ya probaré en llamarla más tarde, tengo muchísima hambre, además tengo que ponerme guapa para Él. 

Espera un momento, ¿pero que...? ¿dónde estoy?  Estaba tan inmersa en mi mundo que no me daba cuenta de que esta no es mi casa. ¿Qué hago aquí? 
-¡Por favor llevarme a mi casa! ¡Tengo que ver a X! ¡Mamá, papá!, ¡¿dónde estáis?! ¡Por favor ayuda! ¡¡AYUDA!!-no puedo gritar más, espero que esto sea una broma de muy mal gusto o una pesadilla. Sí, es una pesadilla, Catalina ¡DESPIERTA!.
-Abuela. Tranquila. Ya estás en casa. No pasa nada. Vuelve a la cama.

A.R.B.

sábado, 5 de mayo de 2012

Yo soy yo.

¿Tímida? ¿Extrovertida? ¿Cariñosa? ¿Arisca? ¿Responsable? ¿Insensata? ¿Atractiva? ¿Fea? ¿Por qué siempre queremos etiquetarnos con adjetivos que simplemente hablan de una parte ínfima de nuestro ser? Yo soy yo, sin más, puedo ser tímida, extrovertida, cariñosa, arisca, responsable, insensata, atractiva y fea; y todo ello en mi persona únicamente. No dejemos que la sociedad nos engatuse, conformándonos con descripciones de meros adjetivos que para nada dicen como somos en realidad. Porque la persona más tímida del mundo puede ir al fin del mundo sola si se lo propone, porque la persona más cariñosa puede tener un mal día y no querer mostrar aprecio hacia los demás, porque la persona más responsable comete errores y porque la persona más atractiva para mí puede ser la más horripilante para los demás. Somos humanos y una de las pocas cualidades buenas que tenemos es poder ser mil cosas al mismo tiempo, no lo desperdiciemos y juzguemos a los demás por su aspecto o por su forma de ser en ciertos momentos, miremos más allá, adentrémonos donde se encuentra su verdadero yo, mucho más complejo de  lo que podemos observar en la superficie.
A.R.B.

La Joconde, Leonardo da Vinci.

viernes, 30 de marzo de 2012

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Todos mis problemas se pueden resumir con una sola palabra: él. Egocéntrico, ignorante, narcisista, inmaduro, hipócrita. Cuantas veces he deseado que desapareciera, pero al mismo tiempo le quería. Cuantas veces he deseado que nos dejara, pero que aún siguiera ahí. Cuantas veces he deseado que cambiara, pero que siguiera siendo él. Enemigo engatusador, pero enemigo al fin y al cabo. Veneno mortífero, que acaba conmigo poco a poco, dolorosamente. Droga en forma de sonrisas que me atonta y me impide ver la realidad con total nitidez; haciéndome pensar, ingenuamente, que todo va bien, que la vida es perfecta, que no hay de qué preocuparse. Pero, ¿hasta cuando esta droga me hará efecto?
A.R.B.


viernes, 16 de marzo de 2012

Silencio.

Cuando las palabras sobran y lo dices todo con una canción. Porque, sin lugar a dudas, la música es el arte supremo.
A.R.B.


miércoles, 7 de marzo de 2012

Nada.

Asco, repulsión... Odio, dolor... Cada vez son menos las razones que me mantienen viva. ¿Para que vivir, pudiendo estar plácidamente dormida durante toda la eternidad? Sin ninguna preocupación. ¿Para que cambiar el mundo, si él quiere seguir siendo paleto e ignorante? ¿Para que? Cada vez es más y más grande el ente invisible que me incita a decir: "basta, ya no, no quiero seguir; no puedo". Sí, no puedo y es absurdo seguir adelante, todos acabaremos igual, pasto del olvido. Por más que nos cueste reconocerlo, llegará un momento, antes o después, en el que seremos completamente olvidados. NADA es eterno.
A.R.B.

jueves, 1 de marzo de 2012

Mundo perfecto.


Mundo perfecto e inalcanzable lleno de seres vivos, vacío de personas. Lleno de ilusiones, vacío de maldad.
¡Que felices días, que feliz vida!
Poder escuchar piezas de música interpretadas por gentiles pájaros. Divisar la magnífica obra de teatro protagonizada por dos pequeños delfines. Sentir el suave pelaje de un león. Saborear las gotas de lluvia pura que se desliza sobre mi rostro. Olfatear el virgen aroma de mar rebosante de vida.
Nunca podré formar parte de este paraíso, por mi condición humana. Tal maravilla no puede albergar tanta maldad.
A.R.B.

sábado, 25 de febrero de 2012

Recuerdos.

Distorsionamos los recuerdos de tal forma que acaban siendo lo que tú quieres que sean, no lo que realmente fueron. Por eso vivimos aferrados al pasado. Era todo perfecto, magnífico, pero si llegamos a estar de nuevo en el lugar añorado sabremos que no era tan maravilloso.
Debemos, pues, darnos cuenta que lo verdaderamente extraordinario en la vida de una persona no son los recuerdos ni tiempos pasados, sino la imaginación. Sí, es ella quien nos mantiene vivos, quien nos brinda la posibilidad de escapar de la realidad siempre que queramos y lo necesitemos.
A.R.B.
Foto de San Cibrao (Galicia-España), A.R.B.

sábado, 18 de febrero de 2012

Soledad.

Soledad. Qué sentimiento tan extraño y espeluznante. Ni la persona más alegre y sociable puede escapar de él; en algún momento todos nos sentimos solos.
Es triste que hasta con la compañía de las personas que más quieres, tus padres, te sientas apartada. No son capaces de comprender qué necesitas, aunque solo sea un abrazo, un "puedes hacerlo", "siempre estaremos ahí, pase lo que pase", "no importa tu forma de pensar, te queremos igual", "no dejes que nadie te diga que tienes que hacer"; o quizá ni intentan descubrirlo. En ese momento, en ese mismo instante en el que te das cuenta que no quiren saber lo que realmente quieres y solo se preocupan de que sigas los "pasos de la familia"; sí, ahí es donde te das cuenta de lo sola que estás en este mundo.
A.R.B.


domingo, 5 de febrero de 2012

¿Por qué escribo?

¿Por qué escribo? La respuesta es simple, porque lo necesito. Necesito plasmar en alguna parte todas las ideas que están en mi cabeza; necesito desahogarme; necesito decirle al mundo lo que pienso, aunque él no me preste atención. Y ya sé que no redacto bien, ni argumento adecuadamente, ni nunca llegaré a hacerlo; pero, como ya he dicho, es como el oxígeno, me mantiene viva; pues, expresando minimante mis sentimientos y opiniones constato que "pienso, luego existo" (Descartes).
A.R.B.
Muchacha en la ventana, Salvador Dalí.